PERSIANA DEL GUATAPURÍ

GUATAPURI, EL SITIO MEJOR CONTADO DE COLOMBIA

2008/05/08

LA MUSICA VALLENATA Y EL RIO GUATAPURI


“UN GRAMMY A LO VALLENATO”

Por: FÉLIX CARRILLO HINOJOSA


Era un día de diciembre. La tarde envuelta entre nubes, se resistía a perder su visibilidad. Francisquillo el Vallenato contemplaba la belleza natural, que posee su entorno. Recostado en un fraylejón empezó a soñar con su música. Los carrizos, tambores y maracas traían un son de chicote y gaita, que le hacían recordar, las danzas de sus ancestros. Esto le hizo reír en silencio. Se sacudió y volvió a la realidad. Se levantó y empezó a descender. Miró desde la sierra y recorrió el verdor de su mundo, que como un tapete celestial le daba un colorido único.

Partió de KURIBA pueblo de siete casas y cercano a la laguna de KURIBATUKUA. Llegó a ZURIBAKA, lugar donde confluyen todos los MAMOS. Bordeando el río Guatapurí, pernoctó en ZURUMUKE, donde vive la casta “DINGULA”.

Con el reflejo del agua pura y cristalina del río Guatapurí, divisó el hato “EL PUERCO”. Tuvo tiempo para visitar varios hatos, que quedan en ese sector.

Al partir de allí, Francisquillo el Vallenato cubrió raudo el trayecto para llegar a MARUAMAKE. Salió de ahí, cruzando una Tarabita, especie de puente de madera y dejándose extasiar por una sabana extensa para llegar al poso del TURUGUMA, sitio sagrado para los indígenas de la Sierra. Se detuvo y después de un receso, decidió encontrar el cruce del camino que lo conduce a ZARACHUÍ. Empezó a contemplar la vegetación y la fauna, que libre se expandía por el territorio que el Dios KAKAZERANKUA, creó para los nativos.

Retomó el camino, que lo puso nuevamente en el cruce de DUNGAKARE y AVINGU, bordeando el cerro DUNARUA hasta llegar al cerro EL SOCO para atravesar el río Guatapurí en el paso denominado NAUKURE. Levantó los brazos, en busca de reanimarse, para llegar al pueblo GUATAPURI. Después de hablar con sus amigos durante quince minutos, decidió dirigirse a KAMBIRUMENA y DUMASKAMAKE. Sorteando trochas, se abrió camino a camino hasta llegar a la casa de MAMENA, un mamo de su cultura con quien conversó largamente, mientras éste le preparaba un CHINGAMOKO, especie de amuleto de cuarzo sin hoyos.

Pasó raudo por el río MAMAGALLA o río CANDELA que lo puso al frente de ATANQUEZ, donde habló con los Mamos JUANETA y MOKUIN. Después de cruzar el arroyo llega a MURUNDUA se dirige al HÁTICO donde visitó al Mamo. Con él, se metió en un trabajo espiritual y le preparó un baño. De ahí pasó al arroyo KARGAMINTUKUA hasta divisar a RAMALITO. Al pasar por el RANCHO DE LA GOYA, estuvo en el lugar sagrado conocido como KURUBINTUKUA, donde está la figura de JUANA PASTORA. Estuvo un rato en KAMKURUA del Mamo NARCISO VILLAZÓN. Al llegar al sitio denominado “LOS HOYOS” y encontrarse frente a frente con la IGLESIA VIEJA.

Emprendió el camino que lo llevó a LA MINA, donde sacó unas piedras blancas, que guardó en su mochila de varios colores. Se detiene y revisa su contenido. Se dirigió a RÍO SECO y al llegar, al sitio sagrado que se halla en el Río Guatapurí conocido como RAMINA o POZO DE HURTADO.

Después de recorrer cinco días de camino, divisó las primeras luces del pueblo, donde viven sus hermanos menores. Se dirigió a la oficina, donde podía buscar una comunicación con las personas que organizan ese premio famoso. Después de una extensa charla, en donde le dan toda la información, para mandar el material solicitado. Silencioso, repasa cada nota escrita por él. Con un asentamiento de cabeza, decidió recorrer la Plaza Alfonso López. Llegó hasta la tarima Francisco el hombre. Vio tanta gente arremolinada y trató de meter la cabeza, en busca de saber, el por qué de ese tumulto. Al fin divisó a una señora gorda de sonrisa amable y rostro juvenil. – Vea señora yo soy Francisquillo el Vallenato, quiero hablar contigo para que me ayude a proyectar una inquietud que tengo. Si, yo sé quien eres. Acá llegó una carta sobre su inquietud, que es muy buena y la estaremos apoyando. En eso llegó una jovencita delgada comentándole sobre las inscripciones. Ella salió sin decir nada. Francisquillo el Vallenato decidió alejarse, mientras escuchaba el rumor de voces, que se le metían dentro de su cuerpo con un hálito esperanzador.

Mientras tanto, él seguía tocando puertas. Ahora su objetivo eran las Casas Disqueras, para que le suministraran todo el material de sus artistas. Se trasladó de un sitio a otro, mientras obtenía la música requerida. Con su entusiasmo contagió a todos. Empezó a explicarles, la proyección de ese proyecto, el cual no era individual sino para la colectividad vallenata, en el que no solo los intérpretes, compositores, directores artísticos y productores fonográficos se beneficiarían. De igual manera, las artesanías de toda la provincia, los investigadores y consolidaría la industria del Vallenato, frente a todas las corrientes musicales del mundo.

Después de escuchar su firme exposición, más personas lo rodeaban para saber de su proyecto. Él salió feliz. Se dirigió al correo y envío a un lugar lejano, toda la música que los artistas Vallenatos produjeron.

La respuesta no se hizo esperar. La correspondencia se dinamizó y hoy nuestra música, pese a todos los palos atravesaos en mitad de creciente que no faltan, en un medio como el nuestro y el de ellos, en donde los infartos no dan por problemas cardiacos sino por otras razones, la música vallenata, se logrará en tiempo no muy lejano, ser Categoría dentro de los importantes premios grammy latinos de la Música, cuya consolidación es mundial. Mientras tanto “Francisquillo el Vallenato”, sigue en la sierra. Poco baja al pueblo. Así muchos piensen, que él es un loco por semejante sueño y no falta quien asegura que pierde su tiempo, sigue convencido que una de las fortalezas que posee la música vallenata, es todo lo que tiene espiritualmente en su interior. Él, lucha para que la gente que no le gusta y ve con fobia ésta expresión cultural, mire más allá de la sensación que produce su excesiva industrialización, en donde abundan buenos creadores pero también, quienes maltratan su alma. Que comprenda al ser humano nuestro, que no estamos preparado, la mayoría, para la fama y que en el peor de los casos, dejamos entrar a nuestras vidas muchos fantasmas. Esa psiquis nuestra, poco la tenemos preparada para los grandes logros. Es por ello, que un gran porcentaje en nuestra cultura musical, nos volvemos huraños, soberbios, arrogantes, malos colegas y en donde externa ni internamente aparece la humildad, producto de la llegada de una fama, fugaz o duradera que se ha conquistado, por razones más de cantidad que de calidad, en donde terminamos deteriorándola, poseidos por el hedonismo que a cada rato juega, con lo más preciado que tiene el ser humano: La Vida.

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